Dios te mira con desaprobación, y sin embargo pareces desprovista de sentimientos; no te percatas de tu condición perdida y arruinada. A veces sientes remordimientos pero pronto se sobrepone tu espíritu independiente y orgulloso y ahogas la voz de la conciencia.
No eres feliz; y sin embargo imaginas que si pudieras hacer tu voluntad sin restricciones, lo serías. ¡Pobre niñ@! Ocupas una posición semejante a la de Eva en el Edén. Imaginaba ella que si tan sólo comía del fruto del árbol que Dios le había prohibido tocar siquiera, so pena de muerte, se exaltaría grandemente. Comió, y perdió todas las glorias del Edén.
EL DOMINIO DE LA IMAGINACIÓN
Deberías dominar tus pensamientos. No será esto tarea fácil; no podrás llevarlo a cabo sin un esfuerzo concienzudo y aun severo. Sin embargo, Dios lo requiere de ti; es un deber que atañe a todo ser responsable. Eres responsable ante Dios de tus pensamientos. Si te complaces en imaginar cosas vanas, permitiendo que tu mente se espacie en temas impuros, eres hasta cierto grado tan culpable ante Dios como si tus pensamientos fuesen puestos en práctica. Todo lo que impide la acción es la falta de oportunidad.
El soñar día y noche y hacer castillos en el aire son hábitos malos y excesivamente peligrosos. Una vez establecidos es casi imposible romperlos y dirigir los pensamientos a temas puros, santos, elevados. Tendrás que constituirte en fiel centinela de tus ojos, oídos y sentidos si quieres gobernar tu mente e impedir que los pensamientos vanos y corruptos manchen tu alma. Sólo el poder de la gracia puede llevar a cabo esta obra tan deseable. Eres débil en este sentido.
EL SOMETIMIENTO DE LAS PASIONES Y LOS AFECTOS
'Te has vuelto voluntariosa, audaz y temeraria. La gracia de Dios no tiene lugar en tu corazón. Sólo por la potencia de Dios puedes hacerte recipiente de su gracia e instrumento de justicia. No sólo requiere Dios que domines tus pensamientos, sino también tus pasiones y afectos. Tu salvación depende de que te gobiernes en estas cosas. Las pasiones y los afectos son agentes poderosos. Mal aplicados, puestos en acción por motivos equivocados, mal orientados, son poderosos para producir tu ruina y convertirte en un destrozo miserable, sin Dios y sin esperanza.
La imaginación debe ser positiva y persistentemente gobernada si se quiere someter las pasiones y afectos a la razón, la conciencia y el carácter. Estás en peligro, pues te hallas a punto de sacrificar tus intereses eternos en el altar de las pasiones. La pasión está obteniendo el manejo positivo de tu ser entero; ¿que clase de pasión? la baja y destructora. Si cedes a ella, amargarás la vida de tus padres, afligirás y avergonzarás a tus hermanas, sacrificarás tu propio carácter y perderás el derecho al cielo y a una gloriosa vida inmortal. ¿Estás dispuesta a hacer esto? Te ruego que te detengas donde estás. No des un paso más en tu proceder terco y desenfrenado, pues te esperan la miseria y la muerte. A menos que ejerzas el dominio propio sobre tus pasiones y afectos, te harás de mala fama ante todos los que te rodean y acarrearás sobre tu carácter una desgracia que durará mientras vivas.
Eres desobediente a tus padres, descarada, desagradecida y profana. Estos rasgos miserables son los frutos de un árbol corrupto. Eres atrevida. Te gustan los muchachos y te agrada hacerlos tema de tu conversación. "De la abundancia del corazón habla la boca". Los hábitos han llegado a ser poderosos hasta dominarte y has aprendido a engañar para llevar a cabo tus propósitos y realizar tus deseos ( Testimonies , tomo 2, págs. 560-562). 76 (Nota: Mat. 12: 34.*)
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