Al acercarnos al fin del
tiempo, la mente humana es afectada más fácilmente por los ardides de
Satanás.
Este induce a los mortales engañados a atribuir las obras y los milagros de
Cristo a principios generales. Satanás ha ambicionado siempre falsear la obra de
Cristo y establecer su propio poder y sus pretensiones. Por lo general, no lo
hace abierta y osadamente.
Es astuto, y sabe que el medio más eficaz de
efectuar su obra consiste en presentarse al pobre hombre caído, en forma de
ángel de luz.
En el desierto, Satanás se presentó ante Cristo en forma
de hombre joven y hermoso, más parecido a un monarca que a un ángel caído. En su
boca traía las Escrituras. "Escrito está", etc., le decía. Nuestro Salvador,
doliente, le hace frente con la Escritura, diciendo: "Escrito está". Satanás
saca ventaja del estado débil, doliente de Cristo, quien tomó sobre sí nuestra
naturaleza humana...
LA CONFIANZA PROPIA ES FATAL
Si Satanás consigue nublar y engañar la mente humana de tal
manera que induzca a los mortales a pensar que hay en ellos poder inherente para
realizar obras grandes y buenas, éstos dejan de confiar en que Dios hará en
favor de ellos lo que creen poder hacer por sí mismos. No reconocen un poder
superior. No dan a Dios la gloria que él reclama y que se debe a su grande y
excelente majestad. De este modo se realiza el intento de Satanás. Se alegra de
que el hombre caído se exalte presuntuosamente, así como él se exaltó en el
cielo y fue expulsado. Sabe que si el hombre se exalta a sí mismo, su ruina es
tan segura como lo fue la suya.
LA DESTRUCCIÓN DE LA CONFIANZA
El [Satanás] ha fracasado al tentar a Cristo en el desierto. Se
ha consumado el plan de salvación. Ha sido pagado el caro precio para la
redención del hombre. Y ahora Satanás trata de arrancar el cimiento de la
esperanza del cristiano, y dirigir las mentes de los hombres por otro cauce, de
modo que no sean beneficiados ni salvados por el gran sacrificio ofrecido. El
induce al hombre caído, mediante "todo engaño de iniquidad", a creer que puede
muy bien arreglarse sin propiciación; que no necesita depender de un Salvador
crucificado y resucitado; que los méritos propios del hombre le darán derecho al
favor de Dios; y luego destruye la confianza del hombre en la Biblia, sabiendo
bien que está seguro si tiene éxito en esto, y es destruido el detector que lo
señala.
Afirma en las mentes la ilusión de que no hay demonio personal,
y los que creen esto no se esfuerzan por resistir lo que no existe y luchar
contra ello; así los pobres y ciegos mortales adoptan finalmente la máxima:
"Todo lo que existe está bien". No reconocen regla para medir su conducta.
Satanás induce a muchos a creer que la oración a Dios es inútil, que no es sino
una forma. Bien sabe él cuán necesarias son la meditación y la oración para
mantener despiertos a los seguidores de Cristo para que resistan su astucia y
sus engaños. Los ardides de Satanás apartarán la mente de estas prácticas
importantes para que el alma no se apoye en el Poderoso para recibir ayuda y
obtener fuerza para resistir sus ataques...
Convendrá a sus propósitos
que descuidemos la práctica de la oración, pues entonces se aceptan más
fácilmente sus maravillas mentirosas. Al presentar sus tentaciones engañosas al
hombre, Satanás cumple el objeto que no pudo realizar al tentar a Cristo. A
veces se presenta bajo la forma de una hermosa persona joven, o de una bella
sombra. Efectúa curaciones y es adorado por mortales engañándolos como
benefactor de nuestra raza...
EL DOMINIO DE LA MENTE
Me ha sido mostrado que Satanás no puede manejar las mentes a
menos que ellas cedan a su dominio. Los que se apartan de la rectitud están
ahora en serio peligro. Se separan de Dios y del cuidado vigilante de los
ángeles de Dios, y Satanás, que siempre está en acecho para destruir las almas,
empieza a presentarles sus engaños y los pone en extremo peligro. Y si ellos se
dan cuenta, y tratan de resistir a los poderes de las tinieblas y de libertarse
de la trampa de Satanás, no les resulta tarea fácil. Se han aventurado a
penetrar en terreno de Satanás y él los reclama. No vacilará en emplear todas
sus energías y en llamar en su ayuda a toda la hueste del mal para arrebatar a
una sola alma de la mano de Cristo.
Aquellos que han tentado al demonio
a que los tiente, tendrán que hacer esfuerzos desesperados para libertarse de su
poder. Cuando empiecen a trabajar en favor de sí mismos, acudirán a rescatarlos
los ángeles de Dios, a quienes han entristecido. Satanás y sus ángeles no están
dispuestos a perder su presa. Luchan con los santos ángeles y es severo el
conflicto. Y si aquellos que han errado continúan suplicando y confiesan con
profunda humildad sus errores, los ángeles de irresistible poder prevalecerán y
los arrebatarán del poder de los ángeles malos.
EL VELO SE
LEVANTA
Al levantarse el velo y mostrárseme la corrupción de
esta época, mi corazón enfermó y mi espíritu casi desfalleció dentro de mí. Vi
que los habitantes de la tierra estaban llenando la medida de la copa de su
iniquidad. Se enciende la ira de Dios, y no será apaciguada hasta que los
pecadores sean eliminados de la tierra.
Satanás es el enemigo personal
de Cristo. Es el originador y director de toda clase de rebelión en el cielo y
en la tierra. Su furia aumenta, y no nos damos cuenta de su poder. No nos
sentiríamos tan seguros si pudieran abrirse nuestros ojos para discernir a los
ángeles caídos cuando trabajan con aquellos que viven descansadamente y se
consideran seguros. En todo momento siguen los ángeles malos nuestros pasos.
Esperamos en los hombres malos una disposición a actuar de acuerdo con las
sugestiones de Satanás; pero mientras nuestra mentes no estén en guardia contra
los agentes invisibles de Satanás, éstos ganarán nuevo terreno y obrarán
maravillas y milagros a nuestra vista. ¿Estamos preparados para resistirlos por
la Palabra de Dios, única arma que podemos usar con éxito?
Algunos serán
tentados a aceptar estas maravillas como procedentes de Dios. Los enfermos serán
sanados ante nuestros ojos. Se realizarán milagros a nuestra vista. ¿Estamos
preparados para la prueba, cuando sean exhibidas más plenamente las maravillas
engañosas de Satanás? ¿No serán entrampadas y tomadas muchas almas? El error, en
sus distintas formas, el alejamiento de los claros preceptos y mandamientos de
Dios y el prestar oídos a las fábulas, son cosas que preparan las mentes para
estas maravillas engañosas de Satanás. Todos debemos tratar ahora de armarnos
para la lucha en la cual deberemos empeñarnos pronto. La fe en la Palabra de
Dios, estudiada con oración y aplicada prácticamente, será nuestro escudo contra
el poder de Satanás, y nos hará salir vencedores mediante la sangre de Cristo (
Review and Herald , febrero 18, 1862).
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