LA REUNIÓN DE ORACIÓN, UN MOMENTO PRECIOSO


" Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieron, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. "(Mat. 18, 19, 20)

El Señor ha prometido que donde hay dos o tres reunidos en su nombre, allí estará él en su medio. Los que se reúnen para la oración recibirán la unción del Santo. Hay gran necesidad de oración secreta, pero también hay necesidad de que varios cristianos se reúnan y con fervor eleven juntos sus peticiones a Dios (Review and Herald, 30 de junio, 1896).

Aprovechad toda oportunidad de ir donde se suela orar. Los que están realmente procurando estar en comunión con Dios, asistirán a los cultos de oración, fieles en cumplir su deber, ávidos y ansiosos de cosechar todos los beneficios que puedan alcanzar (El camino a Cristo, pág. 98).

¿Cuál es el objeto que se tiene al reunirse? ¿Es para informar a Dios, instruirle, diciéndole en oración todo lo que sabemos? Nos reunimos para edificarnos unos a otros mediante el intercambio de pensamientos y sentimientos, para obtener fuerza, luz y valor al conocer mejor nuestras esperanzas y aspiraciones mutuas; y al elevar con fe nuestras oraciones fervientes y sentidas, recibimos refrigerio y vigor de la Fuente de nuestra fuerza. Estas reuniones deben ser momentos muy preciosos. . .

No todos tienen la misma experiencia en su vida religiosa. Pero si se reúnen los que han pasado por diversas circunstancias, pueden hablar de lo que han experimentado con sencillez y humildad. Todos los que prosiguen adelante en la carrera cristiana, deben tener y tendrán una experiencia viva, nueva e interesante. Una experiencia viva se compone de pruebas diarias, conflictos y tentaciones; arduos esfuerzos y victorias y mucha paz y gozo obtenidos mediante Jesús. Un simple relato de estas cosas da luz, fuerza y conocimiento que ayudarán a otros en su progreso en la vida cristiana (Joyas de los testimonios, tomo 1, págs. 271, 272).

Educad la mente para amar la Biblia, amar la reunión de oración, amar la hora de meditación, y obre todo, la hora en la cual el alma comulga con Dios (Id., pág. 243).
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